Baile del agua que da esperanza

jueves, 17 de julio de 2014 - Publicado por Unknown en 10:36
Fue a ver un concierto del folclore que organiza en el mes de julio aquí en Murcia. Entre jota murciana, Costa Riqueños y Madeireños que, por cierto, tienen unas gorras tradicionales flipantes, había también un grupo de Palencia (Castilla y León). La presentadora en su estilo demasiado formal para este evento e intentando rellenar los espacios mientras se subían al escenario todos los bailarines y cantantes nos contó algo al que yo en principio no hice mucho caso - que uno de los bailes será el baile de la fuente. El baile tradicional que representa el trabajo tan importante de la mujer de traer el agua desde la fuente del pueblo. Así lo dejó entre otras cosas y se fue dejando el escenario para los palencianos.

Los bailes eran bonitos y música más aún. Llegó la hora del baile del agua. Me quedé hipnotizada por las mujeres que bailaban y bailaban, juntos y por separado, en grupos y todas juntos, girando y quedando paradas, con las manos subidas sobre un hombro. Me recordaba de algo, pero no lo podía pillar. Y de repente llegó el momento cuando se me quedó claro - acabo de terminar un curso de coursera que se llama Water Supply and Sanitation Policy in Developing Countries - Provisión de agua y políticas de saneamiento en los países en desarrollo. Ahí entre videos que consistieron en la cabeza de profesor y tablas, tablas y más tablas habían par de documentales cortos sobre África que mostraban mujeres de piel oscuro, vestidas de colores llamativos recogiendo agua de la fuente del pueblo o del río adyacente. Los movimientos de estas mujeres y el baile de los Palencianos tienen las mismas raíces, y, aparte de la distancia temporal, geográfica y cultural el peso que se recae sobre sus hombros y la importancia del agua era la misma.

Y eso me hizo pensar en otra cosa - como pensamos en plazo tan corto. Cuantas veces he escuchado decir que África siempre será pobre (y siempre he sido pobre). Que son "ellos" los que no saben vivir, no quieren trabajar y son una causa perdida. Estamos olvidando que muchas cosas que tomamos como "normales" y "de siempre" no lo son. No hay baile ni en honor del grifo que nos trae el agua ni en honor del supermercado que nos lo vende. Hay un baile en honor de la fuente que da la vida a todos los pueblos. Yo he crecido en una caza sin grifo, pero con un pozo al lado de la casa. He visto a mi madre sacando agua de ahí todos los días con una cara de esfuerzo e importancia al mismo tiempo. Todavía ahora tengo respeto y un poco de miedo de este pozo, ya que mi madre cuando yo era pequeña me gritó no se cuantas veces que no puedo mirar dentro del pozo. Creo que también había una historia del monstruo que vive ahí y me va a llevar metida ahí en medio. Mi pequeño trauma infantíl, para decirlo de alguna manera. Mis sobrinos pequeños viven en casas de ciudad con agua corriente y cuando van a la casa de su abuela les cuesta entender para que sirva un pozo.

Lo que quiero decir es que el agua corriente, derechos de las mujeres, seguridad alimentaria y todo lo demás que normalmente consideramos como algo que el oeste siempre ha tenido y los demás nunca tendrán es algo muy nuevo también en Europa. Somos los primeros en tener ordenadores, supermercados y botellas de plástico. La siguiente vez cuando un abuelo os cuenta de su juventud - de cómo iban a fiestas, que hacían durante los inviernos y guerras, como ligaban y como comían, como iban al médico y escuela, recordad de África y otras regiones en desarrollo. No podemos mirarlos mal, no podemos perder la esperanza y, lo más importante, no podemos olvidar nuestras propias raíces y las fuentes que nos han dado el agua durante siglos y milenios.