Espero que habéis enterado que hoy, el día 5 de mayo, es el Día Mundial del
Medio Ambiente. La ciudad donde estoy viviendo en este momento ha elegido una
manera muy particular para recordar a sus ciudadanos de la importancia de la
naturaleza: el calle peatonal en el centro de la ciudad está cubierta con
césped artificial.
En el primer momento me
pareció incluso gracioso. Hice un par de chistes sobre los perros que
seguramente cagarán ahí y los pobres dueños a quien les tocará recoger la
caca de la césped (sí, soy borde- pero no es ninguna novedad). Después me reí
por lo barato que me pareció este idea. Y cinco minutos más tarde me enfadé. Os
lo explico porque.
Llevo ya cuatro años en
Murcia y durante los tres últimos años de manera más o menos regular he
trabajado con educación medioambiental en su sentido más clásico - he ido
explicando a diferentes grupos la naturaleza de la Región de Murcia. Aparte de
esto he participado en muchas actividades de voluntariado ambiental y en muchas
charlas sobre la naturaleza de Murcia. Casi siempre en este tipo de eventos
aparece algún novato que, después de escuchar sobre toda la biodiversidad e
variedad de paisaje que existe en la Región de Murcia dice: “Y yo pensé que en
Murcia no hay na´! Que aquí todo e´ un secarra´”. Lo he dejado como lo diría un Murciano, pero
espero que entendáis la idea: para muchos Murcianos naturaleza es lo verde, y,
como en muchas zonas de Murcia de verde hay poco, la gente no aprecia lo que
tiene alrededor. Esto tiene sus consecuencias – la gente permita la
construcción de campos de golf (que son verdes) en lugar de praderas con mucha
biodiversidad, plantas autóctonas, endemismos y plantas que tienen habilidad
impresionante de sobrevivir en lugares con mucha salinidad. La sociedad está dispuesta
de destrozar ecosistemas únicas para tener una pradera de un campo de golf,
que, por muy bonita que puede ser, no tiene mucho valor medioambiental.
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Paisaje lunar. © Onofre García |
Y que hace el ayuntamiento?
En lugar de intentar demostrar a la sociedad la riqueza que tienen alrededor
suyo – como la zona con la mayor concentración de búhos reales, flamencos
salvajes, reptiles y anfibios particulares, las autoridades locales han
elegido la opción más fácil – a por lo verde, por falso, inadecuado y
perjudicial que puede ser en un entorno casi semidesértico como Murcia. Ya os
podía contar otras experiencias que he tenido con el ayuntamiento de Murcia y
sus actividades medioambientales, pero el césped artificial en la calle
Trapería me ha convencido más aún por su falta de sensibilización e falta de
interés en un cambio verdadero.
Naturaleza es algo
mucho más complejo que el color verde. Naturaleza es un arcoíris de conexiones,
simbiosis, dependencias y maravillas. Reducir toda esta maravilla a un color es
una simplificación muy peligrosa.