Después de muchos años hablando con cierto tipo de personas sobre el medioambiente, creo que lo he entendido:

Si compras un vestido o móvil nuevo, porque la publicidad te dice que así vas a tener más amigos, eres realista. Y si en seis meses sigues sin ser contento con tu vida - hay que comprar otro móvil. Si en lugar de esto piensas: ¿de verdad lo necesito?  y si las cosas de verdad te hace más feliz, eres soñador.

Si haces referencias a investigaciones científicas y noticias, eres soñador. Si dices que los problemas medioambientales no existen, porque no existen y punto y ajustas tus opiniones para que te permitan hacer todo lo que te apetece y el mundo parece más rosa- eres realista y no un avestruz que esconde su cabeza en la arena.

Si crees, que vives en una burbuja mágica que protegerá a ti y tus hijos de todo lo malo - eres realista. Si aceptas, que la contaminación y desperdicio de los recursos puede tener unas consecuencias también sobre ti  y buscas soluciones, eres soñador.

Hay poca gente a quien le gusta los testigos de Jehova (a parte de los propios testigos de Jehova). Creo que hay que saber cuando y como hablar de un tema tan delicado como hacerse vegetariano o comer menos carne, para no volverte en un predicador y, lo más importante, no crear el impacto opuesto a lo deseado.

Para empezar, hay dos cosas que si que pido que todos los que hablan conmigo sobre el carne aceptan:

La dieta vegetariana puede aportar todo lo que el cuerpo humano necesita. Si, también para los deportistas y hombres que hacen trabajo físico. Si, también para las mujeres embarazadas. Si, también los niños pueden ser vegetarianos. Si, la gente que vive en el Norte también puede sobrevivir sin carne. Sin entrar en discusiones sobre el funcionamiento del cuerpo humano, yo suelo mencionar que hay mucha gente que nace de padres vegetarianos, tiene hijos vegetarianos y son sanos, activos y inteligentes. Incluso más allá: hay culturas y religiones de vegetarianos, que han conseguido de sobrevivir siglos y siglos. Y si el primo de alguien tiene un amigo que tiene un compañero de colegio que se hizo vegetariano y le crecieron las orejas de conejo por comer tanta lechuga - la falta es o dieta mal balanceada o el malestar tiene otras causas.

Por mucho que tengo la política de "Bolsas de plástico 0" en mi casa (por cierto - funciona muy bien), tengo un pequeño problema - que hacer con todas las bolsas que me quedan en casa. Las grandes claramente las iré utilizando para basura, pero las pequeñas, las que se utiliza para los productos en granel? Estoy hablando de estas, que son tan feas que duré media hora para sacarles una foto más o menos presentable:

Ayer ya expliqué que he implicado la política de "Bolsas de plástico 0" por los males medioambientales que conlleva la producción y desecho de las mismas. Llevo conmigo una bolsa grande, cuando hago la compra, pero lo que pasa es que suelo comprar cosas en granel. En teoría está bien porque te permite comprar tanto cuanto necesites, así evitando desperdicio de los alimentos, y es una de las alternativas para los productos sobreenvasados, pero en final mi casa se rellena con las bolsitas de plástico que no sirven incluso para sacar la basura. Hasta ahora en la frutería intenté de utilizarlas lo menos posible, sin meter todas las cosas en bolsas, pero sentí que no es suficiente.

Por otro lado, había visto las bolsas chulas hechas de camisetas viejas, pero para mi no tiene sentido tener más de una o dos de este tipo. También en casa tengo muchas camisetas, que no sirve para bolsas, ya que son demasiado viejas y manchadas.

Hace poco leí un libro fenomenal "Garbology: Our Dirty Love Affair with Trash" (torrent) y ya no puedo ver las bolsas de plástico con los mismos ojos. Sabía que son malas, pero al leer toda la información juntos el imagen se aclara más aún. Se calcula que en el mundo anualmente se utiliza desde 500 billones hasta 1 trillon de bolsas de plástico. No lo pensamos, pero la vida útil de la mayoría de las bolsas termina al entrar en la casa. Compra en la nevera y la bolsa... o en la basura, o por abajo de lavabo. Cuantos de vosotros tiene su pequeña colección de las bolsas ahí? Yo soy la primera en admitir- si, ahí están. Por mucho que suelo llevar mi propia bolsa, se ha formado una colección de bolsas con varios logos y de varias colores por abajo de mi lavabo. 

A ver, a ver! Había dejado mi blog para mucho tiempo. Durante esta época organicé dos cursos de formación, pasé por dos trabajos temporales, viajé a Jordania, Georgia y Andalucía y leí muchos libros buenos. Lamentablemente entre otras cosas no me quedaba tiempo para escribir sobre todas mis aventuras aquí. Si os interesa saber más sobre el peor vídeo del mar rojo de la historia, la superación del récord "cuanta gente puede dormir en nuestro piso", la Argentina loca de la heladería y otras cosas, os toca encontrar otra manera de averiguarlo (os doy una pista - me gusta tomar café).

Ahora estoy de vuelta y tengo ganas de cambiar el enfoque de este sitio. Seguro que voy a quejarme de más cosas y escribiré también sobre mis aventuras en España y otros lugares, pero mi plan es dedicar la mayor parte de mis entradas a la sostenibilidad y pequeños consejos sobre nuestras vidas de todos los días. En el último curso que organicé (Green in Everyday Life) los demás formadores y participantes me inspiraron tanto, que he decido de empezar mis resoluciones de Año Nuevo ya ahora - y mi única resolución es de bajar mi impacto ambiental lo más posible. Os invito a acompañarme en este viaje - a ver donde podemos llegar todos juntos.

Un día un captador de socios de UNICEF visitó mi piso. La visita fue corta, pero sorprendente.

¨Hola, soy Sergei! Conoces a UNICEF?¨, preguntó él con una sonrisa bien entrenada.

¨Hola, Sergei! Encantada!¨ dije yo. ¨Si que lo conozco! Más aún, he trabajado de captadora de socios para ACNUR!¨

¨Que bien! UNICEF está trabajando en varias partes del mundo...¨ seguía Sergei.

¨Pero Sergei no es un nombre Español. De donde eres?¨ pregunté yo siendo un poco sinvergüenza  pero demasiado emocionada por dos simples razones - que en lugar de un vendedor de planes de Internet a mi puerta había tocado el gran UNICEF, y, más aún, en persona de alguien ¨de mi parte de Europa¨.

¨Soy de Ucrania,¨ dijo Sergei. No pareció demasiado feliz de mi investigación.

¨Yo soy de Letonia!¨ exclamé yo, esperando una sonrisa más verdadera y la solidaridad de ex-URSS.

Ahora fue el turno de Sergei de ser sinvergüenza. ¨Pero tienes ciudadanía Española?¨

¨No!¨ respondí yo un poco sorprendida del frío que se había puesto el chico.

¨Vive algún ciudadano Español en este piso?¨ preguntó él, ya recuperando su cara de vendedor.

¨No! Mi chico es Italiano...¨ dije yo, ya sintiendo un poco tonta y molesta.

¨Lo siento, es que nosotros no podemos aceptar socios que no son ciudadanos¨ dijo Sergei y yo noté un poco de sentido de culpa en su voz.

¨Pero nosotros somos comunitarios y tenemos NIE¨ dije yo, ¨No somos Erasmus y vivimos aquí ya años¨. Así intenté de dar la oportunidad a Sergei y al famoso UNICEF para salvarse.

¨Lo siento,¨ continuó Sergei menos convencido aún ¨Son las normas que tenemos¨.

Así con una sonrisa un poco incomoda Sergei dejó mi piso.