Ser inmigrante es mucho más complicado que puede parecer en el primer momento. Cuando uno cambia el país donde vive, también cambia idioma, cultura, amigos, comida, ritmo del día, tiendas, clima, calles y hasta el aire que respira.
En mi vida he pasado dos ratos fuera de mi país y ahora os puedo decir que la primera vez yo fue una inmigrante bastante mala. Estaba de Erasmus en Estonia. Tiré medio año saliendo con Erasmus y hablando con Erasmus. Punto. Nada de gente local, nada de discursos mas ajá de bares. Mal, mal, mal. Ahora, siendo más madura, lo lamento. Mi tiempo en España es muy distinto. Os explico que para mi son puntos claves para conseguir la mística ¨integración¨ y empezar a sentirse como en casa en el país extraño.