Historia de la rubia

domingo, 26 de febrero de 2012 - Publicado por Unknown en 10:54
Era una noche como cualquiera. Los compañeros de trabajo de mi chico nos invitó a cenar en el típico bufe libre asiático. Fuimos ahí y yo no tenía ni idea que en final de la noche yo voy a tener un humor más malo que un gato en una perrera. 

Todo empezó en el momento cuando uno de los compañeros, que había fumado más porros que el propio Bob Marley se dio cuenta de una pareja bastante rara que estaba comiendo a la mesa al lado. Ahí había una mujer de 30-40 años, alta, rubia y con traje bastante corto y llamativo acompañada por un huertano típico con camiseta abierta hasta el medio pecho, cara roja y maneras de un burro. El tío todo el tiempo intentaba de abrazar la mujer, que lo rechazó cada dos por tres. En lugar de dejar la pareja en paz, los chicos empezaron a discutir, si la mujer es una escort o una puta normal. En lugar de dejarlo, ese lío continuó con vueltas cada dos minutos para ver el desarrollo de la situación y evaluar la mujer.

Choque cultural

Publicado por Unknown en 10:12
Me encanta la idea del choque cultural. Es el mareo que ta da estar entre la gente y de repente darte cuenta que algo de lo que está pasando alrededor tuyo no te encaja en ni una cajita. Ya llevo en España más de dos años, pero me sigue pasando. Creo, que si nunca vives fuera de tu país, no entiendes, cuantas cosas que te pueden sorprender hay en los hechos más simples.

Ayer fue a cumple de una amiga mía. Todo era muy bien, había hasta una perrita de buldog francés Lula, la pequeña estrella de la fiesta. Habían unos mojitos muy buenos, la barbacoa y música. Pero cuando llegó hora de abrir los regalos me quedé sin palabras. Primer regalo - vestido. ¨Que regalo más raro¨, pensé yo. Siguiente - falda. ¨Y otro más raro aún¨. Cuando de la siguiente bolsa apareció un bañador, yo ya no pude aguantar, cogí una chica que estaba al lado mío y le pregunté: ¨Pero - es normal regalar ROPA?¨.  Cuando ella miró a mí con una mirada rara y dijo ¨Claro¨, entendí que algo había pillado. Sin dejar mi mojito empecé a dar vueltas por la fiesta, preguntando sobre ropa y regalos.