La historia de los niños marroquíes y el móvil que desapareció

lunes, 28 de mayo de 2012 - Publicado por Unknown en 23:23
Mi deber para la exposición era simple - preparar un juego. Lo hice. Quien podría pensar que las hojas de varios colores pegados sobre la pared y el dado verde comprado en un chino por un euro y cincuenta céntimos podría llevar a todo al que llevó. Es una historia larga, ya os digo.

Empezamos desde principio. Hice el juego pensando que el público serán los adultos, y no los adultos cualquieras, pero estos listos que mueven en los círculos de ONGs, llevan collares étnicos y con cada paso están intentando de mostrar que tolerantes que son y cuanto aman al mundo. Ni de coña. Me encontré con pasillos vacíos. Mayoría de los stands consistía del nombre de la asociación, par de carteles, una silla y un pobre representante aburriéndose.

En este paisaje ligeramente desértico un poco de vida trajo un grupo de chiquillos marroquí. Seguro que conocéis a este tipo de niños. Son como gorriones - están por todos los lados, aparecen y desparecen en los parques y callejuelas de todas las ciudades con un balón de fútbol. Mueven en grupos, hacen mucho ruido y quedan fuera cuando los demás niños ya están durmiendo en sus camas calientes. A los dueños de cafeterías y tiendas les dan mal de cabeza. Es que nunca tienen dinero, montan líos y uno siempre deben vigilar para que no se llevan las chucherías. Nadie sabe de donde vienen y a donde van estos críos. Se parecen tanto entre si con sus camisetas demasiado grandes y sus uñas sucias que si no te fijas, es difícil de entender si este niño es el mismo que viste ayer, o quizás era el otro... Y a quién importa? Son cómo gorriones - y nosotros y los gorriones vivimos en dos mundos distintos. En realidad, estamos tan acostumbrados a sus pequeños grupos que migran de un lado al otro que ni siquiera los vemos.

Que es lo que pierdan los inmigrantes?

miércoles, 7 de marzo de 2012 - Publicado por Unknown en 16:30
Mi respuesta a esta pregunta se ha formado poco a poco y a la definición de ahora he llegado cuándo ya llevaba en España un buen rato, cuando por las mañanas en lugar de abrir noticias en letón ya solía abrir las páginas de La Verdad y El País y mis amigos de Letonia con quién seguía (y sigo) hablando ya se podían contar sobre los dedos de una mano. 

En principio pensaba que lo peor es perder los amigos y la familia. En realidad no es que los pierdes, más bien pierdes la posibilidad de pasar tiempo con ellos. Los sobrinos crecen a saltos - cada vez cuando los ves son más grandes, hablan más y entienden más. Los padres y abuelos envejecen a saltos también, cada vez son más débiles y quietos. Por bueno que sea skype, no puede sustituir un encuentro de verdad. Hay gente con que sigues hablando, pero con otros los discursos se hacen cada vez más cortos. Yo lo veo como una manera buena para entender la diferencia entre amigos y gente con quien pasas tiempo juntos. La perdida de amigos no duró mucho, poco a poco empecé a formar mi circulo de amigos, conocer la gente española, otras letonas que viven por aquí, me involucré en organizaciones locales y sin darme cuenta ya tenía un circulo de gente preciosa, que me encantaba.

El tamaño importa o ¨De donde eres?¨

jueves, 1 de marzo de 2012 - Publicado por Unknown en 9:53
¨Perdona, señora ¿Letonia es su nombre o apellido?¨ un día me preguntó la bibliotecaria después de pasar 10 segundos muy largos mirando mi pasaporte.

¨Es mi país,¨ dije yo. Mi chico, que estaba esperando a mi lado dio la vuelta y salió fuera a reírse. Yo me quedé ahí hasta que la mujer me pasó mis libros. Aproveché del tiempo y observé el mapa de Europa, que estaba colgada justamente en frente. Ahí, entre varias manchas de color más grandes y más pequeñas que representaban los países había uno también para Letonia. La bibliotecaria, a pesar de pasar días con el mapa en frente, no se había dado cuenta que Letonia no es ni nombre ni apellido. Por minúsculo que sea, sigue siendo un país. 

Justamente el mismo día pasó otro evento. Mi chico, que está estudiando y trabajando al mismo tiempo fue a un encuentro peligroso - ver un profesor por primera vez y intentar ajustar el gráfico de las prácticas al gráfico del trabajo. Mi chico es un italiano. El profesor un argentino de origen italiana. Hay que decir algo más? Risas, abrazos, discursos sobre Roma y las prácticas arregladas. 

Cómo siempre, el coche es el lugar donde empiezo a dar vueltas a lo que me ha pasado. En coche y fregando los platos, estos son los dos momentos críticos. Empecé a pensar en los inmigrantes que conozco, sus países y reacciones de la gente. El tamaño importa. En realidad más que el tamaño, la fama que tiene el país.

Historia de la rubia

domingo, 26 de febrero de 2012 - Publicado por Unknown en 10:54
Era una noche como cualquiera. Los compañeros de trabajo de mi chico nos invitó a cenar en el típico bufe libre asiático. Fuimos ahí y yo no tenía ni idea que en final de la noche yo voy a tener un humor más malo que un gato en una perrera. 

Todo empezó en el momento cuando uno de los compañeros, que había fumado más porros que el propio Bob Marley se dio cuenta de una pareja bastante rara que estaba comiendo a la mesa al lado. Ahí había una mujer de 30-40 años, alta, rubia y con traje bastante corto y llamativo acompañada por un huertano típico con camiseta abierta hasta el medio pecho, cara roja y maneras de un burro. El tío todo el tiempo intentaba de abrazar la mujer, que lo rechazó cada dos por tres. En lugar de dejar la pareja en paz, los chicos empezaron a discutir, si la mujer es una escort o una puta normal. En lugar de dejarlo, ese lío continuó con vueltas cada dos minutos para ver el desarrollo de la situación y evaluar la mujer.

Choque cultural

Publicado por Unknown en 10:12
Me encanta la idea del choque cultural. Es el mareo que ta da estar entre la gente y de repente darte cuenta que algo de lo que está pasando alrededor tuyo no te encaja en ni una cajita. Ya llevo en España más de dos años, pero me sigue pasando. Creo, que si nunca vives fuera de tu país, no entiendes, cuantas cosas que te pueden sorprender hay en los hechos más simples.

Ayer fue a cumple de una amiga mía. Todo era muy bien, había hasta una perrita de buldog francés Lula, la pequeña estrella de la fiesta. Habían unos mojitos muy buenos, la barbacoa y música. Pero cuando llegó hora de abrir los regalos me quedé sin palabras. Primer regalo - vestido. ¨Que regalo más raro¨, pensé yo. Siguiente - falda. ¨Y otro más raro aún¨. Cuando de la siguiente bolsa apareció un bañador, yo ya no pude aguantar, cogí una chica que estaba al lado mío y le pregunté: ¨Pero - es normal regalar ROPA?¨.  Cuando ella miró a mí con una mirada rara y dijo ¨Claro¨, entendí que algo había pillado. Sin dejar mi mojito empecé a dar vueltas por la fiesta, preguntando sobre ropa y regalos.