5 situaciones que las personas "con causa" entenderán

lunes, 15 de diciembre de 2014 - Publicado por Unknown en 9:38
A mi me encanta la gente con causa, sea cual sea (hasta que el objetivo de la causa no es perjudicar a otros grupos).Ya sabéis de quien estoy hablando - sobre tu compañero de trabajo que comparte fotos de perros abandonados en facebook, sobre tu primo que acaba de volver de su voluntariado con Médicos sin Fronteras, sobre la mujer en el autobús que lleva la camiseta STOP Desahucios y lo más probable que también sobre ti - si estas leyendo este artículo, casi seguro también tu tienes una causa especial, que ocupa gran parte de tu tiempo libre, o incluso es tu trabajo.

Me gusta ver como brillan los ojos de esta gente cuando alguien les pregunta sobre su trabajo o voluntariado. Lo raro es que, sin mirar al nombre de la causa, las personas que dedican su tiempo para mejorar el mundo tienen muchas cosas en común. No importa si tu causa es global o local, relacionada con humanos o animales, casi seguro te puedo decir que:

En algún momento te has desanimado

Recuerdas la vez cuando en la comida familiar te tocó tener como compañero de la mesa el tío que piensa "que todos los moros deberían ir a su casa". O la noticia triste que leíste sobre la perdida de biodiversidad a nivel mundial? Y mientras a ti te dolía mucho, el mundo seguía para adelante. El artículo sobre biodiversidad recibió tres "me gusta" en facebook, mientras el selfie de tu ex compañera de clase (que es un poco guarra) mucho más. Tu madre ofreció al tío un plato de arroz más y la fiesta familiar se acabó. Te suena de algo, no?

Hay momentos cuando a todos los que tenemos nuestras causas nos gustaría darnos por vencidos. Si estas promoviendo consumo responsable, cada vez que pasas a lado de un supermercado o tienda de ropa, lo que ves son recursos malgastados y explotación de ciertos países y personas; peor aún, te parece que a parte a ti estos problemas no les importan a nadie, que nada se puede cambiar. A mí en momentos así me gustaría ser una de las personas "normales" que compran cosas sin remordimientos, que ponen su falda nueva sin pensar mucho sobre donde y como se fabricò. En estos momentos de bajón me parece que esta gente es mucho más feliz que yo.

Los momentos así vienen y pasan. Yo ya he aprendido a aceptarlos. Respiro profundamente, e intento pensar que no soy sola - que hay más personas como yo, y que juntos podemos hacer mucho. En el mismo tiempo, tomo unas "mini-vacaciones" y miro un episodio de alguna serie tonta.

La causa te perseguirá

Si tienes una causa, hay muy pocos momentos cuando puedes descansar. Si estas promoviendo igualdad de género, no puedes ver ni una película sin pensar en Bechdel test. Si, como yo, te has metido en el ámbito medioambiental, no puedes hacer ni una compra sin pensar en la huella hídrica y la huella de carbono de lo que estás a punto de comprar. La causa no se queda limitada a las horas de voluntariado o trabajo.

Más aún, si tienes una causa, muchos de tus amigos también tienen intereses parecidos, así que te encuentras hablando sobre feminismo en las fiestas, y cuando abres tu facebook lo primero que ves son razones para hacerte vegano.

Incluso, si sales con gente que no comparte tus intereses, tarde o temprano alguien dice algo que abre la caja de Pandora y te toca explicar el comercio justo a tus primos. En final terminas teniendo las mismas conversaciones con personas diferentes. Y, si tienes suerte, consigues un pequeño cambio con tus "horas extra".

Hay personas en tu causa que te caen mal

Si elegiste una causa para encontrar personas "como tú", lo más probable que te has llevado una o más sorpresas a lo largo del camino. La visión idealista de las ONGs o voluntariado donde todos son simpáticos, respetuosos y tienen las mismas ideas que tu, hay que acantonarla. Seguro que hay gente que apoya tu causa y te cae mal, y no me sorprendería si tu también le caerías mal a alguien. La chica que siempre critica tus ideas o el compañero que nunca entrega su parte de trabajo a tiempo, pero siempre es el primero en aparecer en las fotos - estoy hablando de ellos. 

A parte de las diferencias personales, también hay diferencias de visión del mundo - la espiritualidad, cuando supera cierto nivel, me parece vacía. No aguanto las teorías de conspiración, y no me identifico con teorías creadas después de fumar un par de porros. Y en el mundo medioambiental hay de todo.

He aprendido a trabajar con personas que tienen visiones muy diferentes, porque no creo que yo tengo todas las respuestas. También he aprendido aceptar fallos en los demás, y ver los míos. No es necesario ser una persona perfecta para apoyar alguna causa, y no viene bien trabajar exclusivamente con las personas que piensan como tu.

Hay personas malas en tu causa

Una cosa es tener personas con personalidad o visión diferente y otra es ver como tu causa está siendo manipulada y explotada por personas egoístas. Da rabia ver gente que no tiene ni puta idea de lo que está haciendo destrozar el trabajo de los demás en lugar de mejorar la situación.

He visto mi parte de engaño, manipulación y discriminación. He conocido a personas que hacen lo mínimo, y son orgullosos de conseguir dinero fácil. También he conocido personas superficiales, que solamente quieren aparecer solidarias, y personas que dejan que sus ambiciones personales dominan sobre los intereses de su organización. He visto mucho, y esta vez no quiero entrar en detalles.

Es triste ver como mucha vez la mala fama se transmite de una persona a la entidad, y de la entidad a la causa entera. Captando socios para ACNUR escuchaba mucha gente decir que ellos ya no confiaban en nadie - y que "todos vosotros sois iguales".

En casos así hay que recordar a ti mismo que casos así son individuales y personales, y no quiere
decir que tu causa es inútil o mala. La decepción es muy amarga, pero hay que superarla.

Consigues muchas cosas, si sabes como verlas

Voy a concluir con algo bonito. Todos los cambios grandes consisten de muchos pasos pequeños. A veces nos centramos demasiado en las cosas negativas y en lo que todavía falta por hacer. Las emisiones de CO2 están aumentando, juntos con la pobreza infantil en España y el número de los refugiados. Entonces merece la pena nuestro trabajo?

Los que dedicamos nuestro tiempo a algo que va más allá de ganar dinero conseguimos cambios. Es difícil de verlos, pero seguro que cada uno que tiene una causa también tiene un par de historias bonitas para recordar en momentos de desanimo. Un perro adoptado, un niño que ha seguido con los estudios, amistades entre personas de diferentes etnias o religiones, un cliente más para una tienda ecológica - casos así hay que celebrarlos.

Toma una taza de té (espero que sea de Comercio Justo) y recuerda algunas de las personas que has encontrado, algunos de los eventos que has organizado o donde has participado. Y agradece a los que te han ayudado en tu camino - quizás ellos no tienen ni idea del impacto que han tenido sobre tus opiniones o sobre tus elecciones, y piensan que su trabajo no ha cambiado nada. Tus palabras les vendrán bien. Y, quizás, ahora o más tarde, alguien te agradecerá también a ti.