Me encanta la idea del choque cultural. Es el mareo que ta da estar entre la gente y de repente darte cuenta que algo de lo que está pasando alrededor tuyo no te encaja en ni una cajita. Ya llevo en España más de dos años, pero me sigue pasando. Creo, que si nunca vives fuera de tu país, no entiendes, cuantas cosas que te pueden sorprender hay en los hechos más simples.

Ayer fue a cumple de una amiga mía. Todo era muy bien, había hasta una perrita de buldog francés Lula, la pequeña estrella de la fiesta. Habían unos mojitos muy buenos, la barbacoa y música. Pero cuando llegó hora de abrir los regalos me quedé sin palabras. Primer regalo - vestido. ¨Que regalo más raro¨, pensé yo. Siguiente - falda. ¨Y otro más raro aún¨. Cuando de la siguiente bolsa apareció un bañador, yo ya no pude aguantar, cogí una chica que estaba al lado mío y le pregunté: ¨Pero - es normal regalar ROPA?¨.  Cuando ella miró a mí con una mirada rara y dijo ¨Claro¨, entendí que algo había pillado. Sin dejar mi mojito empecé a dar vueltas por la fiesta, preguntando sobre ropa y regalos.

Pues, para los españoles es una pregunta tonta, cómo ahora lo sé también yo. Pero para letones si que esta pregunta tiene sentido. Yo nunca he regalado ropa (y creo que tampoco lo he recibido). Me parece algo demasiado complicado, íntimo y arriesgado. Por mucho que conoces estilo de una persona, hasta que uno  no prueba la falda, camiseta o que sea, no sabes si le cae bien y le gusta.

Explicación de los españoles era bastante simple y, debo admitirlo, tenía sentido: la ropa es un regalo muy practico, muestra, que conoces la persona a quien lo quieres regalar, y - siempre lo regalan son el cheque, por si acaso. Y, pregunta que hicieron a mí me hice pensar todavía más - ¨Y vosotros, que estáis regalando - tonterias?¨. Intentaba de encontrar algo practico que uno puede regalar a su amigo, sin que sea ropa. ¨Liiiibros...? Plaaatos...? Collares..., ¨ dije yo en una voz bastante insegura. Dejé la investigación antropológica y volví a coger otro mojito. 

En realidad esta historia no se trata ni de regalos, ni de ropa. Se trata del hecho que distintos que somos y que interesante que es el mundo. Solo debes tener ojos abiertos, meter tu nariz por todos los lados, buscar las sorpresas pequeñas de todos los días y preguntar, preguntar, preguntar.