Lo que no se puede comprar...

lunes, 17 de febrero de 2014 - Publicado por Unknown en 14:39
Los que han abierto por lo menos un manual de economía en su vida saben que los recursos que tenemos son escasos, mientras que nuestros deseos - ilimitados. Y los que han visto por lo menos una publicidad en su vida saben de su propia experiencia que fácil que es ser convencidos de lo contrario - que tenemos los recursos ilimitados, y que lo único que nos falta para la felicidad completa es el objeto de la publicidad concreta - sea perfume, yogur o coche.

A ver, lo de los recursos no lo pongo en dudas - hay lo que hay. Tenemos un planeta con cierta cantidad de todo. Cierta cantidad es lo que quiero destacar - tenemos cierta cantidad de todo, y por grande que sea, se puede agotar. La cantidad de cerveza antes de la fiesta parece inagotable, pero demasiadas veces terminamos corriendo al chino para comprar un litro más. Con planeta, por increible que parezca, puede pasar lo mismo.

Ahora quiero hablar sobre los deseos. No creo que son ilimitados - más de todo son mal gestionados y manipulados. Lo que quiero decir es algo muy sencillo - los deseos que tenemos son pocos. A parte de tener la necesidad de comida, bebida y aire, queremos (y algunos dirían que tenemos la necesidad) de ser amados, queremos pertenecer, queremos divertirnos, queremos ser valorados y a veces admirados, queremos ser considerados attractivos... y poco más.

Todas las publicidades se puede reducir a esto - lo que queremos no es lo que se publicita directamente (sea perfume, yogur o coche). Lo que queremos es lo indirecto - felicidad, pertenencia, amor, diversión. Lo malo es que en las tiendas nos venden solamente el perfume, el yogur y la coche, sin las propiedades mágicas prometidas por la publicidad. Y nosotros sentimos felízes cinco minutos, para volver a hacer la siguiente compra, esperando que está véz si que vamos a conseguir lo que nos ha prometido el anuncio.

Los deseos son limitados, pero no los podemos satisfacer con el simple hecho de comprar algo. Es un trabajo más complejo que consiste de un análisis de ti mismo. Hace falta de una mirada crítica y honesta - que es lo que de verdad quiero? Si no llegamos a ver que es lo que de verdad queremos, estamos metiendo todo lo que compramos en un bolso roto - con un agujero de los gordos en el fundo. Y terminamos con menos dinero y menos felízes que antes de la compra. Tenemos que admitir, que Coca Cola no me está vendiendo un rato agradble con mis amigos. Es una bebida - ni más, ni menos. Si quiero amigos, tengo que abrirme, aprender a escuchar, llamarles, organizar algo en mi casa - algo a parte de comprar una bebida poco sana y con prácticas económicas, sociales y medioambientales más que sospechosas.

Por mucho que nos gustaría medir nuestra felicidad con los ingresos que tenemos (si yo tengo 2000 EUR y tu 1000 - yo soy dos veces más felíz que tu) y cosas que tenemos (si mi vestido vale 200 EUR y el tuyo 20 - soy 10 veces más guapa que tu), el mundo no funciona de esta manera - y dentro todos lo sabemos. Para felicidad necesitamos mucho más y mucho menos en el mismo tiempo - necesitamos menos cosas y más ideas, menos "que tengo" y más "con quien lo comparto", menos espejos y más miradas hacía el dentro, menos cantidad y más calidad.

No es algo sencillo. No hay nadie que te dice que es lo que te falta - tienes que encontrarlo tu mismo. No hay manera de medirlo - no existen criterios cuantitativos o listas de verificación. Pero yo creo que el resfuerzo vale la penda - ya que lo que se puede conseguir es tranquilidad, satisfacción verdadera y un mundo más sano.