Que es lo que pierdan los inmigrantes?

miércoles, 7 de marzo de 2012 - Publicado por Unknown en 16:30
Mi respuesta a esta pregunta se ha formado poco a poco y a la definición de ahora he llegado cuándo ya llevaba en España un buen rato, cuando por las mañanas en lugar de abrir noticias en letón ya solía abrir las páginas de La Verdad y El País y mis amigos de Letonia con quién seguía (y sigo) hablando ya se podían contar sobre los dedos de una mano. 

En principio pensaba que lo peor es perder los amigos y la familia. En realidad no es que los pierdes, más bien pierdes la posibilidad de pasar tiempo con ellos. Los sobrinos crecen a saltos - cada vez cuando los ves son más grandes, hablan más y entienden más. Los padres y abuelos envejecen a saltos también, cada vez son más débiles y quietos. Por bueno que sea skype, no puede sustituir un encuentro de verdad. Hay gente con que sigues hablando, pero con otros los discursos se hacen cada vez más cortos. Yo lo veo como una manera buena para entender la diferencia entre amigos y gente con quien pasas tiempo juntos. La perdida de amigos no duró mucho, poco a poco empecé a formar mi circulo de amigos, conocer la gente española, otras letonas que viven por aquí, me involucré en organizaciones locales y sin darme cuenta ya tenía un circulo de gente preciosa, que me encantaba.

Después vino otra época, cuando me dí cuenta de cuanto nuestras identidades están formadas por los demás. Tus amigos y hasta gente que conoces, saben los temas que manejas y tienen confianza en ti. Te reafirman que eres bueno en uno o otro. En Letonia yo estaba acostumbrada a hablar en reuniones, a ser la chica con experiencia. En España era solo una de las voluntarias con nivel bajo de español. Nadie sabía lo que había hecho, lo que conocía y lo que no, ni mis lados fuertes y débiles. Partes de cero y debes mostrar  uno y otra vez que si, vales. Yo llegué ya en un grupo formado y algunas veces es difícil de encontrar tu lugar, pero también esto con el tiempo se soluciona. Hace falta trabajar duro, pero en final creo, que son los inmigrantes que ganan, porque aprenden más sobre lo que son, lo que pueden y lo que no.

Y después vino la tercera parte, la parte más triste. Un día me dí cuenta, que para mi es muy difícil sentirme en algún lugar como en casa, como parte de alguna comunidad. Es difícil de explicarlo y, creo, que hace falta de mucho tiempo para darse cuenta de esto. Yo en Letonia ya no me siento como en casa. He pasado demasiado tiempo fuera. Y lo mismo pasa con España. Estoy comparando, cogiendo lo que me parece mejor y cuestionando todo - tradiciones, opiniones, lo bueno y lo malo. No estoy mirando las cosas desde dentro, siempre me quedo medio paso fuera. No estoy hablando sobre relaciones personales y de amigos, es un sentido de pertenencia más general, más abstracto. Miro con ligera envidia a la gente de los pueblos, que nacen, crecen y viven en el pueblo, a los hombres que se encuentran en frente de los bares por las tardes de los sábados, a las señoras que se paran de hablar en las lencerías sobre los maridos de las hijas de sus vecinos. Ellos saben, quien son y donde pertenecen. Ellos están dentro, forman parte de una red que dura generaciones. Son nietos de sus abuelos y viven en casas de sus padres. Sus amigos los conocen desde la guardería o colegio. Quizás ellos tiene un mundo más pequeño, pero muy seguro.

Quizás con el tiempo también voy a pasar del paso tres al paso cuatro. No se, cual será. Quizás con el tiempo encontraré algún lugar donde me siento cómo en casa, pero quizás no es mi vía. Quizás hace falta también de personas que están así - divididos entre países y pueblos, donde unos piden que te integres y otros que no olvides de donde vienes. Hace falta de puentes, de historias extrañas, colores y sabores nuevos.